Escarbo los ultimos atardeceres,
escucho crujir en el crepúsculo
los lamentos de las tardes invernales;
el gran latir de un cardiaco agitado
por sus formas, entre arrugas del peñasco
hacen sentir las trompetas de la desgracia
acusatoria acumulada en los años de la culpa.
Sobre toda la porfía de mi vida, caerán las visiones
y el pecado que llamea en su imagen, en sus curvas
que despiertan aún sensaciones, de juventud ancestral
en la cual todos los años carecen de sentido por el
pánico del destino inmaculado; Carecen de dirección,
carecen de voz tus gemidos entre el dulce sepulcro
y la lapida de de mis años.
Ahora bien te veré en mis infiernos, seré el culpable de mi
vida , de no haberte escogido; seré yo quien te desprecie y
ponga años al olvido.
En la eternidad mi poesía, será religión, será partido, militancia,
critica y alabanza.
Pero quien domina sino la hembra con sus caderas los sentidos, con
su cuerpo y sus vestidos, el aroma de sus cabellos nos devasta
y nos excita; El vino exalta los sentidos, se burla de mi vida...
Una copa de mi vida me alienta escribir en este universo
algunos versos, ya cansado de sentir la inmortalidad de las
palabras, me hacen renovar la argolla en mi mano, como
quién renueva sus votos, provocando añoranzas, iré a misa
los Domingos para entender el paso de la era, aumentando inviernos
sobre inviernos recuerdos de la infancia, de las
hembras que pasaron por mi vida y mi crianza antes
de envejecer...
La vida es Spice World
Hace 3 años
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